El concepto lo tomé rápidamente
cuando lo leí en “El Misterio del Capital” de Hernando de Soto y me ha
acompañado por muchos años. La denotación del concepto era bastante sencilla en
su inicio: La Campana de Braudel era una campana de vidrio transparente,
imaginaria, dentro de la cual se situaba determinado grupo de personas que eran
beneficiadas por el capitalismo, contrario sensu, quienes se encontraban fuera
de la campana estaban marginados por el sistema, condenados no sólo a encontrarse
al margen de los beneficios del mismo sino algo peor, a poder ver, observar,
contemplar cómo sí se beneficiaban los
que estaban dentro de la campana (recordemos que se trataba de una campana de
vidrio transparente).
El concepto es atribuido a Fernand
Braudel (1902 - 1985), quien para mi sorpresa no era un economista sino un
afamado historiador francés a quien le pareció en su momento muy extraño que,
desde sus orígenes, el capitalismo trajera, al mismo tiempo mucha prosperidad y
riqueza a un sector de la sociedad como tanta marginación y exclusión a otro,
por lo que graficó, metafóricamente, al grupo afortunado dentro de una campana
de vidrio.
La campana de Braudel es fácil de
encontrar en casi cualquier sociedad capitalista del mundo occidental, la
campana es construida con escrupulosidad e incluso es aceptada por ambas partes
(beneficiarios y excluidos), de manera tácita, se construye, se acepta, y
finalmente se incorpora al statu quo, genera una serie de brechas económicas y
quiebres políticos y sociales, cada vez nos encontramos con personas y
sociedades que se encuentran dentro del grupo de beneficiados que niegan la
realidad de su sociedad de manera integral, autos con lunas obscuras, rejas y
muros levantados, verdaderos búnkers construidos con un sentido de protección
son fáciles de encontrar en cualquier ciudad capitalista.
En el Perú, esta campana
levantada ha sido y es utilizada a menudo por políticos para sus campañas
presidenciales, mostrándola con morbosidad y generando permanentemente un
enfrentamiento entre los ciudadanos, los excluidos son alimentados con una
serie de promesas que generan significativas expectativas y que, al no verse
cumplidas en su cabalidad, generan una serie de conflictos sociales. Cada año
crecen los conflictos sociales en el Perú, por la falta de acceso a educación,
a vías de comunicación, a infraestructura, a agua. No es un tema de ahora, es
un problema que se originó incluso desde antes de nuestra emancipación, la
Campana de Braudel siempre existió en el Perú y hoy se encuentra intacta, ¿acaso
el Estado tiene la culpa? Sí, ¿acaso la larga historia de fraccionamientos,
divisiones, clasismo, racismo y demás conceptos de segregación tienen algo que
ver en el asunto?, también, pero acaso, nosotros, ciudadanos de a pie, no hemos
puesto nuestro granito de arena para que nada de esta situación cambie, para
que la campana continúe, para que el rosario de conflictos sociales que tenemos
actualmente no se encuentren en el estado al que han llegado. Creo que es
momento de reflexionar y de pensar que sí podemos y tenemos que contribuir, no
es sólo un tema de Estado, de economistas e historiadores, es un problema
también que concierne a todos los peruanos, no deberíamos de quejarnos de las
campanas de vidrio que nosotros mismos hemos ayudado a construir, creo que no
se trata de derribar las campanas, se trata de ampliarlas para que todos
entremos allí, y esto último es más un tema de actitud de ciudadanos de a pie.
Entonces crees que: mas que un problema politico es un problema socio-cultural?
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